A principios de los
noventa, uno de los grandes revulsivos de la industria del cómic eclosionó con
el lanzamiento de una segunda cabecera de los 'X-Men' sin adjetivos. Chris
Claremont junto con un joven Jim Lee darían el pistoletazo de salida de la
nueva colección con el regreso del Amo del Magnetismo al lugar que años atrás
había abandonado para posicionarse junto con la Patrulla-X y el sueño de
Charles Xavier. Magneto volvía para cantar una última canción y como una
metafora de la época, Claremont, el autor que había dirigido la franquicia
mutante en la última década, tuvo que abandonar el barco por imposiciones
editoriales que no le permitían trabajar a gusto con los personajes que él
mismo había hecho crecer y evolucionar a lo largo de su larga y extensa etapa.
En vistas al estreno de la adaptación cinematográfica de los mutantes y
en vistas a las buenas relaciones de Claremont con la editorial, desde Marvel
decidieron devolverle al maestro la batuta para que continuase su sinfonía que
se viera abruptamente finalizada tras lanzar los 'X-Men'. ¿Qué mejor
recibimiento que celebrar el número #100 de la cabecera que él mismo concibió
años atrás?
Alan Davis era el autor
que se había encargado de las dos cabeceras pertinentes y Claremont le tomaría
el relevo en un contexto que desde lo más alto decidieron llamar 'Revolución'.
Con un salto de seis meses en el tiempo Marvel, Claremont se haría con los
guiones de 'Uncanny X-Men' y 'X-Men' con dos equipos bien diferenciados. Sin
embargo la etapa del guionista el frente de la colección se vería
metamorfoseada de nuevo, Joe Quesada ascendió como Editor Jefe de Marvel y se
trajo a nuevas mentes que se acondicionaran mejor a los nuevos tiempos. Esto
supuso la llegada de Morrison a la franquicia mutante con sus 'New X-Men' y
Casey pasó a ocuparse de los 'Uncanny X-Men'. Aprovechando contar con la
inestimable colaboración de Claremont, Quesada le cedió el honor de crear una
nueva cabecera mutante junto con Salvador Larroca, 'X-Treme X-Men'.
La nueva colección nació
básicamente para cubrir el nicho en el que se encontraban los lectores más
veteranos por aquella época, ya que la entrada de Morrison no dejaría a nadie
indiferente y la adaptación en la gran pantalla ayudaría en el impulso de crear
una serie ajena a la Mansión. La premisa de 'X-Treme X-Men' empezó a ser
plantada en la anterior etapa del guionista, básicamente Kitty descubría unos
volúmenes escritos por la vieja aliada de Mística en la Hermandad de Mutantes
Diabólicos, Destino, en el que se describía de manera más o menos caótica lo
que llegaría a ser el futuro de la raza mutante. Cabe recordar que Destino
poseía el don de predecir el futuro.
Tormenta se convertiría
en la protegida de Claremont desde el principio, convirtiéndola en la nueva
líder de la facción que huiría de la Mansión para determinar el papel de los
Diarios de Destino. Bishop, el nuevo Ave de Trueno (creación de Claremont),
Mariposa Mental, Pícara, Gambito y Sabia, serían los miembros de este singular
equipo que prometía conjugar la 'modernidad' que inspiraban los nuevos títulos
con lo más 'retro' que muchos lectores ansiaban leer. Junto con el valenciano
Salvador Larroca y posteriormente Igor Kordey, Claremont creó una serie
distinta que no dejaría a nadie indiferente.
El primer arco de la
serie (X-Treme X-Men #1 al 4) llevaría al equipo directos a su primer destino,
Valencia, en honor al dibujante de la colección. Los 'X-Treme X-Men' se
enfrentarían en España a la Guardia Civil y en medio del caos aparecería un
villano que dejaría huella al terminar con una de las integrantes del grupo en
el segundo número. Esto hizo que la Bestia abandonase el equipo, a favor de
Morrison, y Gambito entrara en escena. Todo ello hilvanado con el misterio de
los 'Diarios de Destino', explotado con la presencia de la sureña Pícara, la
única con lazos pasados con la fallecida.
Ante el éxito de la
colección desde las altas esferas decidieron darle una miniserie para explotar
aún más el filón. 'X-Treme X-Men: Savage Land' volvía a recuperar uno de los
viejos elementos que más alegrías le había aportado en el pasado al autor, la
Tierra Salvaje. El equipo de Tormenta viajaría a este inóspito paraje del
Universo Marvel para enfrentarse contra una nueva raza de Saurios, similares a
los mutantes en cuanto a su condición social se refiere. Todo ello sumado con
la presencia de los Mutados y Niño Listo harían de Tormenta su objetivo en
cuatro números que recuperaban lo mejor de este extraño mundo, además de volver
a contar con la aparición de la Bestia, ya con su nuevo aspecto.
Volviendo con la
colección regular, el segundo arco (X-Treme X-Men #5-9) llevaría al equipo a
otro lugar bien conocido tanto como para el autor como para los personajes,
Australia. Allí fue el lugar elegido por Claremont para establecer una base de
operaciónes de la Patrulla-X en el pasado, por lo que estando cerca del
continente fue más que suficiente como para llevar de regreso a los personajes,
pero esta vez no habría desiertos ya que los llevaría directamente a la
capital, Sydney, para enrolar al equipo en una trama que incluía las triadas y
una lucha de poder mafioso que trajo de vuelta a un villano bien conocido,
Sebastian Shaw volvería para reclamar su posición ante Sabia, personaje que
había calado hondo en los lectores por su personalidad y sus poderes. Si algo
ha logrado Claremont es convertir sus personajes en filones de oro andantes. En
cualquier caso el regreso de Sebastian, traería también a un Gambito a toda
potencia y a dos nuevos personajes como Salvavidas o Estela, quiénes
descubrirían sus conexiones con la mafia a través los lazos paternos. La saga
acabaría con un epílogo como sólo el bueno de Claremont sabía hacer y
interactuando con Jean Grey, Ororo cambiaría su aspecto y se pondrían al día
respecto a lo que estaba sucediendo en la Mansión. Si en algo es buena 'X-Treme
X-Men' es por ofrecernos esta interconectividad con el entorno inmediato que la
rodea, es decir, sus hermanas mayores.
El único anual publicado de
la colección, en 2001, nos traería de regreso al 'Rey Sombra' ya que la muerte
de Betsy causaría su regreso al haber sido ésta la principal carcelera de tan
magno enemigo. También volveríamos a ver a los Cosechadores. Un número especial
apaisado que allanaría el terreno para devolvernos a la trama principal de la
colección con los Diarios.
El siguiente arco
argumental se extendería a lo largo de más de nueve números. El equipo reunido
con Gambito decide ir a Madripur para encontrarse en medio de una invasión
dimensional a gran escala, bloqueando el ficticio mundo creado por el autor año
atrás y convirtiéndolo en una cabeza de playa de un gran ejército que puso en
jaque al grupo y toda la colección. Llevándola por otros derroteros, los
'X-Treme X-Men' se enfrentarían contra Khan el líder de la invasión quien se
enamoraría de Tormenta, mientras que el resto del equipo (con Gambito siendo
utilizado para mantener abierta la puerta del portal) se las vería con sus
miedos y el uso de sus habilidades para enfrentarse ante tan magna amenaza.
Salvavidas empezaría a evolucionar constantemente de un número a otro
permitiendo descubrir que en los hermanos Cameron había mucho más de lo que
aparentemente nos hizo creer el autor desde un principio. Las conexiones Shi'ar
eran más que evidentes, pero la historia de la invasión se vería languidecida
hasta la extenuación y repercutiría en la mayor parte de los argumentos, para
su conclusión Claremont se trajo de vuelta a Vargas, el misterioso villano que
había matado a Mariposa Mental y a través de Pícara se cobraría su venganza de
la manera más justa en una batalla que nos dejaron las mejores páginas que ha
hecho Salvador Larroca para la colección, con una épica y emoción como nunca se
había visto. De un plumazo el autor decidió finiquitar toda la trama de los
Diarios de Destino, dejando en duda el destino final del villano y cerrando lo
que se convertiría en la 'primera temporada' de la colección, concluyéndola con
un emotivo episodio narrado en el onírico mundo de Tormenta quién a punto de
morir finalmente decide quedarse un tiempo más para seguir con la lucha.
Los siguientes números
marcarían un punto y aparte en la corta etapa de la colección. El número #19
junto con la miniserie de dos, ‘X-Posé’ pondría a jugar al grupo un nuevo juego
dentro del panorama mutante. En el horizonte se esperaba con ansias la segunda
entrega de la saga cinematográfica de Singer, por lo que el nuevo cambio de
aires fue refrescante para la colección, los personajes y el propio dibujante.
En este nuevo panorama, Claremont decidió prescindir de los ‘nuevos’ personajes
que había metido en la colección sin despertar el favor de los lectores y se
los llevó al limbo, Salvavidas, su hermano y Ave de Trueno desaparecerían junto
con Pícara y Gambito (de manera transitoria) para dar paso al nuevo enfoque de
la colección. Con el nuevo posicionamiento de Charles Xavier y su Escuela para
mutantes, el equipo de Tormenta heredó el papel que siempre había jugado la
Patrulla-X en un mundo dónde los mutantes también representan grandes amenazas.
A partir del número #20,
Salvador Larroca regresaría a la colección para despedirse definitivamente de
su colaboración con Chris Claremont que se remontaba antes de su regreso a la
franquicia mutante, ‘Los 4 Fantásticos’ tuvieron la culpa. En ‘Cisma’ (X-Treme
X-Men #20-24), Claremont aprovechó que se había abierto la veda en la
utilización de Lobezno y se lo trajo para el título por aquello de aumentar las
ventas e hizo que Tormenta, junto con Sabia y Bishop volvieran a la Mansión
para posicionarse a favor de la raza humana y darle en todos los morros a su
antiguo mentor, Charles. En una saga deudora de otros productos como ‘Expediente-X’
y que ayudó a remachar algunos argumentos como el enfrentamiento entre Tormenta
con Emma Frost, todo ello bajo el beneplácito de Morrison quién utilizaría a
los personajes de Claremont en un futuro argumento. La saga nos presentaría al
nuevo villano de la serie, Elias Bogan, íntimamente relacionado con Sabia y es
que el personaje que sí contaba con el visto bueno de los lectores se convirtió
en la gran protagonista del hilo conductor de la segunda etapa de la colección.
Si Vargas se convertía en el epitome de la fuerza física, Bogan se convertiría
en el de la fuerza psíquica con una misteriosa mujer siendo utilizada como una
marioneta… La saga plantearía un nuevo rumbo que explotaría aún más con el
epílogo dónde Claremont aprovechó una de las últimas sagas de la serie hermana,
‘New X-Men’, para traerse de vuelta a Bala de Cañón y graduarlo en el equipo ‘mayor’.
Paralelamente y con
prólogo dibujado por el valenciano, aparecería una miniserie protagonizada por
Kitty Pryde. ‘MekaniX’ se convertiría en una serie spin-off del personaje dónde
veríamos su vida tras abandonar la Patrulla-X y sus luchas en la ‘vida real’
contra la Pureza.
Con Bala de Cañón en el
equipo y Lobezno como invitado especial, la serie tendría el honor de contar la
secuela de la novela gráfica que inspiraría a Singer en su secuela. ‘Dios ama,
el hombre mata 2’ se convirtió en la primera toma de contacto de Igor Kordey
con los lápices. Wiliam Stryker volvería a la vida de la Patrulla-X y lo haría
de la mano de Dama Mortal (cómo en la secuela de los mutantes en la pantalla
grande). Saga más olvidable que otra cosa que interrumpía los argumentos
planteados por Claremont a lo largo del manifiesto que supuso el anterior arco
y que en realidad desentonaba, pero que el autor supo meter con calzador con
acierto.
Los números #31-35 nos
mostraría el regreso de Pícara y Gambito que volverían a escena sin poderes en
un nuevo enclave en California, Valle Soleada se convertía así en una metáfora
del malestar general que se vivía con el tema de los mutantes en general al
haberse convertido la Escuela de Xavier en un enclave territorial que se
dedicaba básicamente a proteger y enseñar a los mutantes, olvidando por el
camino el papel que quería que jugaran el bueno de Charles en la sociedad
humana. A parte de traernos a la parejita, Tormenta (con guiño incluido a la
actriz que la encarna en el celuloide) crearía un equipo federal gubernamental,
el XSE (X-Treme Sanctions Executive), que llevarían la lucha por la igualdad
entre mutantes y humanos a un nuevo nivel. Todo ello sumado al regreso de Bogan
y sus conspiraciones en la sombra que darían pie a la despedida de la
colección.
Con los números #36-39 de
la colección pasó a ser semanal e incluiría un arco completo protagonizado por
Tormenta en la que sería su primera misión como miembro del XSE. En realidad la
miniserie era un proyecto reciclado que originalmente tendría que haber
aparecido como miniserie paralela, pero la marcha de Morrison precipitó los
cambios en la colección y el fin de la misma. Tormenta: Arena nos transportaba
a un gran coliseo y Claremont se marcó unos tantos al recuperar a Calisto, con
una nueva mutación secundaria o viejos conocidos del grupo como los
Esclavistas.
El último arco de la
colección (#40-45) nos traería de vuelta a la amenaza de Elias Bogan y nos retraería
a los orígenes de Tessa, más conocida como Sabia, la exconcubina de Sebastian
Shaw en el Club Fuego Infernal y sin duda alguna el descubrimiento de la
colección. En base a los orígenes del villano psíquico, Claremont aprovecharía
para traer de vuelta a viejos conocidos como lo son los ‘Nuevos Mutantes’ ya
creciditos en una saga que quedaría completamente deslucida ante los anuncios
de lo que estaba por llegar. Claremont daba por finalizada la colección con la
destrucción de la principal base del villano, cerrando todas las tramas
abiertas de la etapa y devolviendo al equipo a la Mansión en un número, el #46,
dónde Ororo limaría sus asperezas y su reticencia a volver a la Mansión, pero
permitiendo acabar cómo mejor se la da al autor, con una de esas escenas que
recuerdan que estos personajes en realidad parecen de carne y hueso.
El siguiente destino para
Claremont era volver a ‘Uncanny X-Men’ junto con Alan Davis, paradójicamente el
autor al que había tomado el relevo año atrás antes de la ‘Revolución’.
Con 46 números más
especiales tenemos un total de sesenta entregas dónde Claremont supo dar lo
mejor de sí mismo e intentó innovar dentro de sus propias limitaciones
aportando una serie fresca y distinta a lo que rondaba editorialmente por el
momento. La duración de la colección también habla a su favor ya que encontró
una estabilidad artística que el resto de sus hermanas no encontraba ni a
tiros. Salvador Larroca prescindía del entintado para ofrecer un aspecto único
e irrepetible, mientras que Kordey supo redimirse tras su trabajo en ‘New X-Men’
demostrando que podía hacerlo mejor. Vargas, Bogan, los Diarios de Destino,
Loto Rojo, Sebastian Shaw, el Rey Sombra, el regreso de los ‘Nuevos Mutantes’,
Sabia, el redescubrimiento de Bishop, cómo trató la relación entre Pícara y
Gambito, fueron muchos los temas que tocó la colección y las teclas que pulsó
el autor fueron las correctas para que la confianza de la editorial aún
persistiera y le permitiese regresar al menos a ‘Uncanny X-Men’ y continuar con
la nueva ‘Excalibur’ argumentos heredados del propio Morrison con un Charles
Xavier en la derruida Genosha.
Comentar que el autor
seguiría muchos de sus argumentos posteriormente en su etapa en ‘Uncanny X-Men’,
convirtiéndose en su constante la mujer de pelo plateado que tantas alegrías le
ha dado al autor.
La serie nunca caerá en
el olvido por ser la tercera serie regular del grupo y permitir la posterior
existencia de ‘Astonishing X-Men’, que en Estados Unidos pronto celebrarán los
cincuenta números pero ya hace más de un lustro que Joss Whedon y John Cassady
abandonaron la accidentada colección que a día de hoy no encuentra su lugar
dentro del panorama editorial al no tener un equipo fijo como lo tuvo ‘X-Treme
X-Men’ en su momento.
P.D: Mención especial se merecen las 46 PORTADAS, así en mayúsculas, que se marcó Salvador Larroca en la colección.
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