jueves, 10 de abril de 2014

Avance del Nightcrawler #1

Chris Claremont se convirtió a finales de los setenta en el guionista impulsor que llevó a la Patrulla-X a una era dorada que se extendería mucho más allá y que alcanzaría la década de los noventa.

Más de tres lustros fue el tiempo que Claremont le dedicaría a los Hijos del Átomo, cuyo trabajo conseguiría sacar del ostracismo los Hijos del Átomo y convertirlos en una de las franquicias más exitosas de la editorial, desbancando sin despeinarse a los Héroes Más Poderosos de la Tierra y a cierto trepamuros.

Gracias al denominado Patriarca Mutante, los mutantes se adueñaron de su propio microcosmos dentro de la editorial, franquiciándose hasta la saciedad, pero cuyo indiscutible éxito marcó con fuego la forma en la que los mutantes serían vistos a lo largo de los posteriores años tras el abandono de Claremont, quien finalmente salió por la puerta pequeña, no sin antes lanzar la segunda cabecera protagonizada por la Patrulla-X denominada 'X-Men' sin adjetivos junto con Jim Lee, cuyo primer número vendió más de ocho millones de ejemplares.

Pasado un tiempo, el autor volvió a La Casa de las Ideas durante un periplo que se prolongaría durante dos años al frente de Los 4 Fantásticos, lo que le abrió la puerta para su inminente regreso a los mutantes.

Fue en el año 2000, coinciendo con el estreno de la adaptación cinematográfica que Bryan Singer llevó a cabo de los mutantes, Claremont regresaría a los dos títulos principales de la Patrulla-X con una gran 'revolución' que duraría menos de lo que canta un gallo, y es que el fallido relanzamiento hizo visibles algunos de los defectos del guionista a pesar de haber sido considerado el DIOS de los mutantes.

La llegada de Quesada hizo que el editor le cediera al guionista una nueva colección regular dedicada a los Hijos del Átomo, con ciertos ecos noventeros nacería X-Treme X-Men, la tercera serie de la Patrulla-X oficial, dónde el autor a lo largo de sus más de cuarenta episodios volvería a brillar ante los cambios propuestos por los guionistas de la época como Joe Casey o Grant Morrison.

Una vez corroborado que Claremont podía seguir trabajando, el autor volvió a tomar las riendas de Uncanny X-Men ante una nueva revolución que lo hizo coincidir con su viejo amigo Alan Davis quien de esta manera cerraría un círculo y nos ofrecería historias para nada desdeñables, sobre todo en una época dónde el leit motiv clasicote al uso parecía haber perdido enteros. Su etapa se alargaría más que su primera tentativa y fallida a principios del presente siglo, pero la cosa tampoco le fue mucho mejor.

Y es que los guiones anodinos del guionista, salvo contadas excepciones, hicieron que el cambio de guardia se produjera casi entre susurros. Dedicando en paralelo sus esfuerzos por llevar a cabo una 'revisión' del concepto de Excalibur y posteriormente New Excalibur, al guionista se le encargaría la tarea de escribir la historia final de los Hijos del Átomo en una épica trilogía de seis episodios cada entrega, con un total de 18 números, dónde el Patriarc hilvanaría y daría fin a muchos argumentos dejados abiertos en la época, a la par que cerraba una etapa para sí y sus fieles lectores cuando su marcha en Uncanny X-men y New Excalibur lo exiliaron a una de las series más terciarias de la Franquicia Mutante como lo era en su época Exiliados.

Su periplo al frente del grupo de mutantes exiliados de otras realidades haría que la seria se hundiese y no remontara en su relanzamiento posterior, lo que lapidó para siempre el camino de Claremont en la editorial.

En un último intento por coneguir hacer relucir su trabajo, los editores de la línea mutante le ofrecieron a Claremont el proyecto X-Men Forever, que vendría a ser la continuación directa de su final de los mutantes en los noventa, sin ataduras editoriales de ningún tipo y con carta blanca ante la desmedida creatividad que impulsaba Claremont en sus guiones. El experimento hay que reconocer que funcionó hasta que dejó de ser novedad. En tres años Chris hizo y deshizo lo que le vino en gana, convirtiendo el concepto en el último clavo de su ataúd ya que tras su trabajo en la línea 'Forever' desaparecería por un tiempo...

Hasta ahora. Con Jason Aaron devolviendo a Rondador Nocturno al mundo de los vivos, tal vez un avispado editor, vería la oportunidad idónea para recuperar al que fuera uno de sus padres originales para darle una nueva serie regular, heredera directa del concepto X-Men Legado, lo que ha supuesto la vuelta de Claremont a la Franquicia Mutante tras un par de trabajos ocasionales.

Con Claremont de vuelta en el carro que le supondrá llevar a Kurt Wagner por insospechados terrenos más cercanos a la magia y lo sobrenatural, ha llegado el momento de demostrar que el autor aún puede lidiar con los más modernos guiones ya que al parecer la prosa del guionista no había conseguido actualizarse demasiado bien a los tiempos, así que le toca pasar una gran prueba de fuego para despejar cualquier duda sobre su imagen y entereza.

Y es que pese a los trabajos que ha ido realizando, dando tumbos de allí para allá, hay que reconocer que Claremont pese a todo uno de los sentimientos que más ha compartido a lo largo de todos los años que se ha dedicado a los Hijos del Átomo ha sido el AMOR y PASIÓN que siento hace ellos. A nadie se le escapa este dato, más teniendo en cuenta que ya hace más de treinta años que su nombre viene asociado a los mutantes y el tipo aún sigue al pie del cañón.

Ya veremos cómo le va al bueno de Rondador Nocturno con la nueva serie regular y no se convierte en carne de cañón para la próxima cancelación.

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