Finaliza la miniserie de la secuela del Origen de Lobezno y lo hace para abrir un debate sobre lo innecesario que era volver a incidir en el tema del pasado del personaje, que por otra parte parece más quemado que nunca ya que a día de hoy las series del personaje son las que menos interés suscitan e incluso su nombre ya no es garantía de ventas ante las distintas direcciones que han llegado a mover al personaje.
¿Ya nadie se acuerda de la política de Quesada de limitar las apariciones de Logan a los títulos imprescindibles? Aún recuerdo que mucha gente del universo muti, sobre todo, buscaban alternos sucedáneos por lo que acababan siempre recurriendo al bueno de Logan que siempre estaba para salvar las castañas.
A día de hoy ni tan siquiera Lobezno y la Patrulla-X ha conseguido sobrevivir a un relanzamiento que por el momento se antoja como un desesperado movimiento de la editorial por acercar más lectores al tono desenfadado de la serie, dejando de lado a su protagonista inmediato, convirtiéndolo en ése reclamo de marketing necesario, imprescindible en las altas esferas marvelitas a día de hoy.
¿Nos encontramos ante una secuela innecesaria? ¿Un sacacuartos sin más?
Hay que tener en cuenta que la primera miniserie también apareció bajo una capa de innovadora y rompedora, pero cuya única meta también fue la de volver a poner a Lobezo en el centro de la candelera y así vender más si cabe.
La secuela habrá conseguido su cometido, pero ya es otro cantar si la historia planteada por Kieron Gillen y Adam Kubert, tendrá o no relevancia en la extensa biografía del personaje.
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