domingo, 10 de junio de 2012

Comparando 'X-Men: Primera Generación' y 'X-Men: Cisma'

Desde que se estrenara ‘X-Men’ en el año 2000, ha llovido un rato largo en lo que se refiere a la ascensión de adaptaciones cinematográficas del noveno arte para convertirse en un género propio en el séptimo. Tal es su desmesurado crecimiento que desde la Casa de las Ideas han intentado aprovechar lo mejor que le podía ofrecer el producto audiovisual de turno; por ello es que se ha creado un movimiento de retroalimentación entre los dos medios en el que finalmente son las viñetas las que adaptan el tono de la propia adaptación cinematográfica; entrando en un bucle que despierta los recelos de los más entendidos y veteranos del lugar pero que ayudan a los nuevos lectores a introducirse de lleno en las viñetas de los personajes que protagonizan las películas ‘superheroicas’ tan de moda en la última década y lo que queda.

Con el estreno de la primera entrega de la trilogía de los mutantes, dirigida por Bryan Singer, la editorial vendió la colección de ‘X-Men’ y ‘Uncanny X-Men’ con el inminente regreso de una vieja y clásica gloria del grupo, Chris Claremont, el considerado Patriarca Mutante por haber dictado el destino del homo superior por más de tres lustros y hacerlo brilla cómo nunca hasta convertirlos en el indiscutible éxito de ventas que ha sido durante los últimos treinta años. Pese al regreso del autor, fue bastante corto (todo hay que decirlo), las licencias que se había permitido Singer en el film fueron incluyéndose en la franquicia mutante como el rediseño de ‘Cerebro’ que se produjo con la llegada del valenciano Salvador Larroca en pleno crossover con ‘Maximum Security’. No fue hasta la llegada de Grant Morrison que desde la Casa de las Ideas decidieron aprovechar todo el potencial que les ofrecía la nueva arteria que había encontrado Singer para los mutantes; el primer paso consistió en convertir el Instituto en eso mismo ya que de toda la vida las paredes de la Mansión Xavier habían estado pobladas por una mínima representación estudiantil, todos ellos formando distintas facciones de los hombres y mujeres-x sin que hubiese un trasfondo generacional de primera orden que crease conflictos que pudieran asemejarse con los problemas de los adolescentes, metafóra que había quedado algo olvidada en los últimos años de la franquicia y que el bueno de Morrison supo recuperar. El segundo paso fue  adaptar los trajes al Siglo XXI, la línea definitiva de Marvel parecía ser la gran estrella de la compañía teniendo en cuenta el potencial que albergaba al permitir una retroalimentación más proactiva y directa a la de las versiones cinematográficas, sin embargo la nueva revolución les permitió a los mutantes quitarse la licra amarilla para lucir un cuero negro adaptado a los nuevos tiempos y más concretamente al film de Singer.

Para la secuela de ‘X-Men’, la Casa de las Ideas preparó su fuerte para ofrecer en sus productos de papel historias similares a las que cualquier espectador que saliera de la sala del cine pudiera engancharse sin temor alguno, además de encontrar una historia que pudiera tener ciertos puntos en común con el producto audiovisual. Chuck Austen presentó en ‘Patrulla-X’ un enemigo muy similar a los comandos militarizados liderados por William Stryker y ¡oh sorpresa! Teníamos un mutante muy similar al hijo de Stryker, salvo que fue utilizado como mero reclamo sin pena ni gloria. Morrison siguió a lo suyo sin preocuparse por lo narrado en la película, ya que entre sus plantes se incluía el asesinato en la Mansión de Emma Frost y Chris Claremont aprovechó la presencia de Stryker en la secuela para escribir la secuela de ‘Dios ama, el hombre mata’ en la colección regular ‘X-Treme X-Men’ dónde la versión del cómic definió las diferencias más proactivas entre las dos versiones. 

Con el estreno de ‘X-Men: La Decisión Final’ el cierre de trilogía que nos proponía Brett Ratner en sustitución de Singer, la Casa de las Ideas ya tenía otros objetivos en mente con respecto a los ‘Héroes más poderosos de la Tierra’. Buena muestra de ello fue ‘Dinastía de M’ dónde buena parte de los personajes más importantes de la franquicia se verían afectados por el ‘no más mutantes’ de la desquiciada hija de Magneto que haría que éste entre otros se quedasen sin poderes. Casualmente el film de Ratner finalizaría del mismo modo, despertando las dudas del espectador. Pero no hay que obviar que el film de Ratner sea un revoltijo de argumentos e ideas sacados explicítamentes de las viñetas y más concretamente de una de las últimas etapas del grupo, ‘Astonishing X-Men’ de Joss Whedon se podría considerar que es una de las obras de las que más bebe el guión de Simon Kinberg y Zak Penn. 

Cabe destacar que en el último capítulo de la versión fílmica de la Patrulla-X, la ciudad de San Francisco tomaba un relevante papel en el trasfondo de la historia y solo hay que recordar la escena de Magneto moviendo el Golden Gate para abrirse paso a Alcatraz para darse cuenta de dónde salió la idea de trasladar a los mutantes a la cosa oeste tras ‘Complejo de Mesías’; ya que la ciudad de San Francisco ha pasado a ser un personaje más dentro de la franquicia mutante convirtiéndola en un elemento indispensable en el desarrollo de los personajes y las tramas.

Con el estreno de ‘X-Men Orígenes: Lobezno’, la Casa de las Ideas decidió lanzar un nuevo primer número para las aventuras del mutantes de las garras, ‘Lobezno: Arma-X’ que supondría la primera toma de contacto de manera regular de Jason Aaron junto con Ron Garney, en una saga que bebía directamente de las influencias del producto cinematográfico al presentar una ‘secuela’ encubierta dentro de las páginas del título.

‘X-Men: Primera Generación’ cambiaba el paradigma en lo que se refería a esta retroalimentación ya que la primera entrega de la nueva trilogía basada en el pasado de los mutantes cinematográficos se alejaba por completo de lo establecido en los cómics, salvo por la fundación de la Patrulla-X y el nacimiento de la amistad entre Xavier y Magneto para pasar al cisma que hizo que los dos se opositarán y se convirtiesen en enemigos declarados al chocar sus intereses. En la Casa de las Ideas vieron la oportunidad idónea ante este reinicio y aprovecharon la oportunidad para relanzar la franquicia con nuevos números unos, cancelando la más veterana de las cabeceras que nunca jamás había sido renumerada pese haber estado en un limbo editorial en los sesenta antes de la llegada de Chris Claremont a los mutantes y su ‘Segunda Génesis’. Con ‘Primera Generación’ contándonos como se creaba la Patrulla-X fílmica y cómo se asentaban las bases para lo que acabaría convirtiéndose con toda probabilidad en una nueva trilogía, Marvel decidió aprovechar el momento para lanzar al ruedo la miniserie de ‘Cisma’ con Jason Aaron a los guiones acompañado por una plétora de dibujantes representando lo mejor de la compañía; Carlos Pacheco, Frank Cho, Daniel Acuña, Alan Davis y Adam Kubert se encargarían de narranos la ‘cisma’ entre Lobezno y Cíclope, algo que bien podría incidir directamente entre la versión fílmica que nos presentaba Matthew Vaughan en su película y aquí vamos a explayarnos respecto a los paralelismos que una y otra obra ofrecen en su conjunto.


1.       El Club Fuego Infernal

En la película de Matthew Vaughan, el mítico Club Fuego Infernal entra en la continuidad cinematográfica de los mutantes en plena época de los sesenta al más puro estilo de los villanos retro del momento tales como el Dr. No de ‘James Bond’; con bases secretas y planes megalómanos de dominación mundial a costa de manipular los intereses ajenos a su conveniencia. Presentando la cúpula contamos con el líder del Club, Sebastian Shaw, su mano derecha Emma Frost y dos personajes que solo sirven para tener algún personaje que luzca sus poderes como es el caso de Azazel (así lo relacionan con el Rondador Nocturno de X-Men 2) y Marea. Al final del film, el Club Fuego Infernal se convierte en el precursor directo del cisma que nace entre Charles Xavier y Erik Lensherr, lo que lleva a éste último a fundar su propia ‘Hermandad de Mutantes’ para alejarse del sueño de integración que impartía su compañero Charles.

En la miniserie de Aaron, el autor recupera al ‘Club Fuego Infernal’ o al menos una nueva versión de los clásicos villanos de los mutantes, ahora rejuvenecidos y convertidos en antagonistas del conflicto representado en la saga, convirtiéndolos en los antagonistas directos de la historia al mover los hilos para hacer que la situación llegue a un punto de no retorno que cause la cisma entre Cíclope y Lobezno de la manera más inesperada. Pese a que el Rey Negro de la nueva versión del Club, parece dar a entender al final de la mini que los acontecimientos narrados en la historia son consecuencia directa de los planes del grupo de niños villanos, ya que han manipulado las acciones de los personajes como si estuviesen jugando a una partida de ajedrez con Utopía como escenario. De esta manera se convierten en precursores directos de la creación y división de las dos facciones por las que se moverán a día de hoy los mutantes.
El papel que juega Emma Frost en la película entra en conflicto directo con la continudad cinematográfica y más teniendo en cuenta que se nos presentó una versión del personaje en el spin-off de Lobezno; además del papel que jugó Sebastian Shaw durante la saga de la Patrulla-X de Matt Fraction dónde pudimos ser testigos de un ‘Año Uno’ de los dos personajes listos para los nuevos lectores que pudieran venir de ver la versión fílmica.

2.       ¿Dónde están el Profesor-X y Magneto?


En la versión cinematográfica, Charles  y Erik se convierten en los dos pilares fundamentales bajo los que se construye la película de Vaughan al centrarse en sus orígenes y lo que lleva a unir sus caminos para hacer frente a un enemigo común para finalmente enfrentarse a sí mismos y separarse de manera definitiva bajo dos pensamientos, no tan alejados, pero cuyos métodos se muestran de un color u otro bajo el punto de vista moral bajo el que sean observados. Dos puntos de vista completamente válidos que se salda con la creación de ‘La Hermandad’ dónde Magneto acogerá a los antiguos servidores de Shaw, además de Mística, la hermana  de Charles lo que crea un conflicto mucho más personal y sentimental.

Aaron relega a Charles y Magneto a meros secundarios para basar toda la miniserie en el protagonismo de Cíclope y Lobezno, quiénes se convierte en los dos pilares bajo los que se desarrolla la acción equiparando su papel contrapuesto en todo momento para llevar finalmente la conclusión de la miniserie a la ‘cisma’ que hace que dos de los mejores amigos se vean enfrentados a través de distintos puntos de vista.
 
Al igual que en el film, la postura de Cíclope parece ser la que hereda el espirítu de Magneto dónde la especie mutante tras haber sobrevivido a la extinción debe seguir fortificándose ante las amenazas que puedan surgir y probablemente surjan y hacerles frente con toda la fuerza disponible desde Utopía; isla nación mutante dónde los integrantes de la misma han pasado a convertirse en miembros de una sociedad militarizada y muy similar al arquetipo de otras sociedades dictatoriales, tachando a Scott Summers como un auténtico caudillo. Y es que entre su equipo se encuentra su lugarteniente, Magneto, quién honra los esfuerzos del joven pupilo de Xavier que parece haber abandonado los sueños de su mentor sobre la integración de los mutantes en el mundo.
Lobezno ocupa así el lugar de Charles Xavier al creer que existe otra opción ante el futuro que se les presenta y es que las amenazas ya han terminado por lo que parece lógico querer volver a encauzar el camino que abandonaron cuando se destruyó la Mansión Xavier en ‘Complejo de Mesías’ y un buen punto para empezar es la reconstrucción de la misma y volver a enseñar a los jóvenes mutantes sobre el sueño que impartía el Profesor-X en sus inicios.

3.       Los Jóvenes Mutantes
Mientras que en ‘Primera Generación’ se nos presentan personajes recogidos de distintas épocas de las viñetas como Ángel de la etapa de Morrison; Darwin de la época de Brubaker; Banshee en representación de los mutantes de los sesenta al igual que Kaos; Mística también hace acto de presencia junto con la Bestia para crear un punto de conexión entre la anterior trilogía y la nueva que nos propone ahondar en los orígenes de esta versión nunca antes vista de la Patrulla-X.
 
En la miniserie de Aaron los jóvenes mutantes también guardan un importante papel al convertirse en las piezas centrales de la partida que nos propone el autor ante la crisis que surge entre Cíclope y Lobezno durante el nudo de la historia, lo que hará que Idie, una de las jóvenes mutantes tenga que matar con sus propias manos a miembros del ‘Club Fuego Infernal’ para salvar la fiesta… todo por orden expresa de Cíclope bajo la negativa del propio Lobezno quién cansado del estado militarizado por el que parece moverse Scott, decide romper relaciones con el mismo de la manera más fácil posible. A tollinas y mamporros.

4.       Centinela vs la crisis de los misiles cubanos

La historia de Matthew Vaughan se engloba dentro de un período bastante candente de la historia de Estados Unidos con la crisis de los misiles cubanos. Conflicto que hizo que la humanidad estuviese al borde de una guerra termonuclear entre las dos potencias mundiales más importantes de la época; Estados Unidos representaba el bando capitalista y la URSS el comunista, metiendo en medio a Cuba que se encontraba en una posición única para equilibrar la balanza de la Guerra Fría ya que Estados Unidos había dejado en Turquía un completo alijo de misiles nucleares que hizo que el clima se volviese tan tenso que podríamos haber estado extintos antes de ni si quiera nacer de no haber sido por la decisión de uno de los generales soviéticos a bordo de uno de los submarinos. En el film se revela como Sebastian Shaw manipula a las dos facciones para iniciar la guerra termonuclear que erradicará a los humanos para que los mutantes puedan heredar la tierra, algo que hereda Magneto en el clímax final cuando los mutantes son amenazados por las dos facciones que se unen para enfrentarse a este enemigo ‘común’ para al final crear el tenso cisma que lleva a Charles y Erik a seguir dos caminos completamente alejados el uno del otro, pero compartiendo enemigos, la propia humanidad.

Aaron juega con las armas de destrucción masiva y las conferencias que a día de hoy se organizan para debatir este tipo de conflictos actuales para abrir un tema candente que extrapola nuestra realidad más inmediata y la adapta a la actualidad de las viñetas. Cíclope demanda a las naciones que se desmantelen los Centinelas que aún puedan quedar en el mundo lo que pone en peligro a los pocos mutantes que quedan en él, sin embargo como en todos los estados, se niega la obtención de cualquier armamento. Lo que lleva a que Quentin Quire irrumpa en el lugar y vuelva a encender una mecha olvidada para los mutantes, que pronto volverán a ser testigos del miedo y el rechazo que la humanidad sigue sintiendo hacia ellos.
El conflicto final se desarrolla en la bahía de Utopía, pero en vez de tener a unos misiles volando directamente a la isla nación liderada por Cíclope, tenemos una nueva versión Centinela que se convertirá en el detonante del enfrentamiento entre el mutante de las garras y el un ojo. En la película el conflicto también se desarrolla en la bahía cochinos.

5.       Y al final…

En la película al final los mutantes quedan divididos en dos facciones, una de ellas lideradas por un carismático Magneto, bautizándose a sí mismo al final del film, presentando a la ‘Hermandad de Mutantes y por otro lado Charles Xavier y sus ‘X-Men’, llamados así por Moira, que seguirán con el sueño de co-existencia pacífica e integración del homo superior en la sociedad en contra a las ideas impartidas de Sebastian Shaw y su ‘Club Fuego Infernal’ ante la supremacía de la especie mutante sobre los humanos.
En el cómic también acaba la cosa en dos bandos bien diferenciados. Por un lado tenemos a Cíclope que seguirá liderando la Patrulla-X en Utopía, con uno de los equipos más poderosos que ha podido contar jamás la formación del grupo, entre los que se incluyen en mayor parte personajes con dudosa moralidad y con pasados más que cuestionables convirtiendo el bando de Cíclope en un remedo de lo que fue la antigua ‘Hermandad de Mutantes Diabólicos’ de Magneto, al que Cíclope conserva como su segundo al mando.
Por otro lado, Logan decide proseguir con el sueño de Xavier sobre la co-existencia pacífica entre el homo superior y el sapiens en un futuro que vuelve a llevar la palabra esperanza escrita en instruir a las futuras generaciones por un mañana mejor. De igual modo que hiciera Xavier en su momento, Logan decide refundar el Instituto… Esta vez pasará a llamarse Escuela Jean Grey, en honor a cierta pelirroja.
La nueva versión del ‘Club Fuego Infernal’ aquí sobrevive y tiene visos a convertirse en uno de los grandes antagonistas de la nueva ‘Lobezno y la Patrulla-X’, por lo que el mutante de las garras tendrá que andarse con mucho ojo a la hora de no apuñalar a niños ‘inocentes’, y es que la Hit-Girl de Millar ha hecho mucho daño en el fandom.

Cómo podéis comprobar los paralelismos son más que obvios y es más que probable que para la anunciada secuela para 204 de ‘X-Men: Primera Generación’ podamos ser testigos de cómo la retroalimentación entre los dos medios vuelve hacer mella para aprovecharse el uno del otro del favor de nuevos lectores que puedan venir de la oscuridad de las salas y quieran embarcarse en un universo con más de cuarenta años de historias y que podría echar para atrás a cualquiera que tema poder perderse en la enmarañada continuidad. Algo que Aaron resuelve a la perfección en ‘Cisma’ al autocontenerla en la miniserie central y permitir que todos los elementos que presenten no desentonen en su final.

1 comentario:

  1. Excelente análisis, aunque la división actual en dos bandos de mutantes es artificial y poco sostenible en el tiempo a comparación de la legendaria disputa Charles/Erick, en este caso el fandom no aceptará un Ciclope malvado, al final del día los de Marvel tendrán que recular y devolver a Ciclope a sus orígenes.

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